Por fin habían acabado las Fiestas: el buscar regalos que nadie agradecía, el tiempo de comilonas con gente que apenas conocía y que destrozaban el ánimo y el estómago, las horas de fingir con la familia política...
Sonrió. Sólo recordaba con agrado los ratos pasados en Cruz Roja Tres Cantos, organizando los regalos para los niños.
Este año, habían colaborado con ellos los empleados de Chep España y Sener, que habían donado regalos, y FantasíaTC. Los voluntarios habían hecho un trabajo esplendido: todos los peluches estaban limpios y peinados, todos los puzzles estaban completos y en sus correspondientes cajas…, todo en perfecto estado y reluciente.
Una vez recogidos todos los juguetes, los colocaron con mimo, con cuidado… ¡estaban tan orgullosos!, parecía la exposición de una tienda de juguetes.
Por fin, el encuentro con los padres que venían a buscar los juguetes. Cada familia se llevó el juguete apropiado a la edad de su hijo: la muñeca, el coche, los patines... y al tenerlo en sus manos, sus caras, sus ojos… se iluminaban, borrando por un día las penas y las penurias.